Integrantes:
•Paulina
Ramírez.
•Oswaldo
Martínez.
•Nora
Núñez.
•Sergio
Sepúlveda.
1º María atenta a la necesidades
de sus hijos e hijas.
La Palabra
Tres días después se celebraron
unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba
vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer,
¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre
dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas
de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían
unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas
tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven
al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua
cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes
que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve
primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior
calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue
el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná
de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. (Jn
2,1-11)
La Virgen María siempre tuvo la
capacidad de estar atenta a las necesidades de los demás y de descubrir la
manera de acercar estas necesidades a su hijo Jesús.
Oración
Respondemos «Ayúdanos
a ser servidores de los demás”»
Cuando un hermano esté caído y necesite
nuestra ayuda...
Cuando un hermano esté triste y necesite
nuestra alegría...
Cuando un hermano esté agobiado y
necesite nuestro alivio...
Cuando un hermano esté solo y necesite
nuestra compañía...
Cuando un hermano esté desesperado y
necesite nuestra esperanza...
Cuando un hermano esté cansado y necesite
nuestro aliento...
Cuando un hermano esté perturbado y
necesite nuestra paz...
Cuando un hermano esté decepcionado y
necesite nuestro optimismo...
Cuando un hermano esté abandonado y
necesite nuestra presencia...
Ave María
Canto
2º María madre de todos
La Palabra
Junto a la cruz de Jesús, estaba su
madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al
ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo:
«Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu
madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. (Jn
19, 25-27)
María acepto la voluntad de Dios y
se convirtió en la Madre de Dios. Ella llevó en su vientre al Salvador, lo dio
a luz, lo alimento, lo crió, lo educo como cualquier madre hace con su hijo.
Ese Hijo, le encomendó desde la cruz la misión de ser madre de todos los
hombres y mujeres.
Respondemos: «Sé
nuestro refugio y consuelo».
Cuando sintamos tristeza...
Cuando sintamos sensación de abandono...
Cuando sintamos que nada nos llena...
Cuando sintamos que nos han fallado...
Cuando sintamos que estamos solos...
Cuando sintamos angustia de muerte...
Cuando sintamos falta de fe...
Cuando sintamos desesperanza...
Cuando sintamos cansancio físico y
mental...
Cuando sintamos decepción...
Cuando sintamos desfallecer...
Cuando
sintamos tentaciones
Ave María
Canto
3º María mujer humilde y sencilla
La Palabra
María dijo entonces: «Mi alma canta
la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las
generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes
cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en
generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y
elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos
con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y
de su descendencia para siempre». (Lc
1, 46-55)
La Virgen María , a pesar de ser la
Madre de Dios, vivió siempre los acontecimientos de su vida con una gran
sencillez y con una profunda humildad, reconociéndose insignificante ante la
grandeza del Señor.
Oración
Respondemos: «Enséñanos
a ser humildes y sencillos»
Para que dejemos de lado nuestro orgullo
y busquemos tu sencillez...
Para que dejemos de lado nuestra soberbia
y busquemos tu humildad...
Para que dejemos de lado nuestro egoísmo
y busquemos tu entrega...
Para que dejemos de lado nuestra ira y
busquemos tu paz...
Para que dejemos de lado nuestra
impaciencia y busquemos tu docilidad...
Para que dejemos de lado nuestro mal
ejemplo y busquemos ser hijos de la luz...
Para que dejemos de lado nuestro
materialismo y busquemos el don del cielo...
Ave María Canto
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